LAS COSAS BUENAS SE RECONOCEN - DIARIO OCCIDENTE 29122016
Descripción
Redacción: Juan Pablo Garzón Vásquez
En este ejercicio de la pedagogía taurina y de resaltar las labores destacadas de los seres humanos no protagonistas que interviene en la liturgia del Toro bravo, hablaremos hoy previo a los acontesimientos de la cuarta de abono de uno de los instrumentos utilizados por los llamados subalternos, las banderillas.
Habitualmente en los espectáculos taurinos, el segundo tercio es acompañado de elemento llamado banderilla, rehilete, palitroque o garapullo, que de manera sencilla se puede definir como un palo delgado, de unos 70 a 78 centímetros de largo, recubierto con papel picado y con un arpón en uno de sus extremos, cuya función, luego de colocado en el morro del burel, es el de avivar al toro para el último tercio. Las banderillas reciben también el nombre coloquial de avivadores o alegradores, porque sirven para reanimar y excitar al toro sin quitarle fuerzas. Antiguamente se clavaban de una en una y no pareadas, como se hace hoy día. Pepe-Hillo ya menciona a fines de siglo XVIII que se consideraba de gran mérito clavarlas a pares, no habiendo variado apenas su técnica desde entonces.